Nuestra mirada

 

Cada persona tiene la capacidad para atender su propia experiencia vivida, de tal modo puede encontrar las respuestas que le permitan un equilibrio emocional. Sólo debemos reaprender a escucharnos y a confiar en nosotros mismos.

Aprender a aceptarnos incondicionalmente, con genuino y amoroso interés, son condiciones básicas con las que podemos empezar a comprender profundamente lo que nos ocurre y generar el cambio hacia la manifestación de nuestro propio ser.

Todas las experiencias importantes las significamos desde las relaciones con otro u otros, aunque no siempre estamos conscientes de ello. Si tenemos condiciones de seguridad y confianza, la atención que podemos dar a nuestras sensaciones nos permite significar en forma libre y potenciadora la vivencia que atendemos, lo que genera un proceso de cambio virtuoso.

No sólo las situaciones críticas o traumáticas limitan nuestra emocionalidad, también lo hace el aprendizaje para obtener reconocimiento y aceptación de los otros, las relaciones insatisfactorias, y un cúmulo de eventos pretéritos que bloquean el fluir de un vivir pleno.

Mirar nuestro interior con autencidad y sin prejuicios permite liberar nuestro potencial de desarrollo, contribuye a cambiar nuestro enfooque hacia un estado de aceptación personal, de integralidad y  sentido de plenitud, desde la autenticidad y empatía; Todo esto constituye un punto central de nuestro propósito.